EL EQUILIBRIO

En nuestra niñez, en muchas ocasiones, aprendemos a utilizar solo un lado de nuestra energía.
Yo de niña, para resolver mis problemas, sacaba mi rabia, mi mal genio i ponía las cosas en su sitio al inmediato. Solo utilizaba mi parte masculina. Donde estaba la parte femenina?

Durante mi adolescencia conocí a una persona del sexo opuesto, que significo mucho para mi, tanto que me marco para siempre. Ya no podía utilizar ni esta parte tan fuerte de mi. Me debilité de tal forma que ya no sabia quien era. Ya no me reconocía.
Había olvidado la niña feliz y valiente de mi interior. Ella gritaba para que la oyera pero era imposible, estaba demasiado herida.

Un día, tuve suerte de conocer a muchas otras personas, ángeles, que me ayudaron a recordar, a comprender y a amar. Cada vez el amor era más verdadero y sano.
Empecé a darme cuenta de que tenía que volver a dejar salir de mi, a esa niña que hacia tantos años que permanecía dormida. Poco a poco, la fui queriendo y se fue mejorando; un día después de mucho trabajo salió a la luz.

Cuantos mas días pasaban mas se daba cuenta que le faltaba alguna cosa. Sabia que ahora era libre pero le faltaba algo. Alguna vez había utilizado su parte femenina para resolver sus conflictos?
Pues no! Ni siquiera en otras vidas. Tenia que ponerse manos a la maza para potenciar aquella parte que todas las niñas, mujeres, madres, avuelas… tenemos. Esa energía tan especial que nos permite ser: alegres, dulces, comprensivas, convincentes, amigables, inteligentes, pacientes, …

Esa niña ahora vive en nuestro interior. Ya solo le falta bailar con mucha fuerza en todo instante prescindible.